lunes, 12 de septiembre de 2011

Conmemoración a ritmo de tango

Da la impresión de que el accidente del 24 de junio de 1935, en el aeropuerto Olaya Herrera de Medellín, en Colombia, no fue suficiente para matar al afamado cantautor Carlos Gardel. Al menos para quienes conmemoran su muerte, “El Zorzal Criollo” sigue vivo. Ayer se cumplieron 76 años de ese fatídico suceso, en el que el choque entre dos aeroplanos provocó la defunción del artista y catorce personas más, motivo por el que admiradores de todo el mundo se hicieron presentes en el cementerio de La Chacarita.


Como cada año, una buena cantidad de devotos se aglomeró junto al mausoleo, para rendir homenaje al que consideran el mejor intérprete de tangos de todos los tiempos. Para ellos, eso que llaman “mito gardeliano” significa que el cantante sigue vivo en sus corazones, y les habla día a día a través de sus canciones y películas.

En esta oportunidad, sus seguidores realizaron el tradicional minuto de silencio a la hora exacta de su muerte -15:08- y luego encendieron cigarrillos en su honor. Algunos de esos cigarros fueron a parar en la mano de la estatua del célebre difunto, a quien piden favores y milagros. Por supuesto, como todo buen personaje mítico, cumple esos favores.


Así lo aseguró Norma Delgado, bailarina de tango que lleva tatuada en su pecho la firma de Gardel: “lo que le pido, casi siempre me lo cumple. La otra vez me tenían que operar de la columna, le prendí un cigarrillo y le pedí que si me operaban no me sacaran las piernas, porque son lo que más uso. Se me cumplió porque no me tuvieron que operar”. Resaltó que, como ella, hay miles de personas: “Hay 20000 placas de quienes han visto sus deseos satisfechos”.

Esta señora de cabello rubio y edad avanzada no pudo ocultar su emoción al hablar de Gardel. “A mí me enseñó mucho”, dijo, y enseguida explicó que uno de sus objetivos actualmente es aprender a tocar la guitarra, “cómo lo hacía Carlitos”.

La agitación de Norma por Gardel trasciende la exclusividad de los milagros o la enseñanza: “Si estuviera vivo le daría nueve hijos, o los que quisiera”. En ese momento, al pasar las páginas de un álbum en busca de una fotografía suya bailando tango, como sin querer queriendo, enseñó unas imágenes “picantes” en las que aparece casi desnuda.

Sin embargo, no todo en la vida de Norma es baile, música o erotismo. Los hijos los tuvo, uno de ellos murió y la más chica fue quien le acompañó siempre: “Hubo una época en que mi niña se enfermó y tomaba un remedio carísimo, así que yo tenía que salir a la calle a conseguírselo. Trabajé en La Costanera, en la fosforera de Avellaneda y en otras cosas que no te puedo decir”. A pesar de todo, Carlitos siempre le dio fuerzas para seguir, por eso, “los que venimos nos consolamos cantando sus canciones”. Incluso en las noches, el artista está con ella: “yo duermo con Gardel… con la radio prendida”.

Al igual que Norma, hay infinidad de personas que consideran al Zorzal como alguien incomparable. José “Pepe” Blotta, miembro del Centro de Estudios Gardelianos, no dudó en afirmar que “el mito gardeliano es todo”.

Figura con cierta autoridad entre los presentes, “Pepe” fue permanentemente asediado por fanáticos y por curiosos. Las conversaciones, obviamente, tenían que ver con el cantante, sus películas y canciones. También le preguntaron por las actividades organizadas por el Centro: “hay reuniones en el Café Tortoni y otros lugares tradicionales de tango de Buenos Aires, en los que se evoca la figura de Gardel. Muchas instituciones desarrollan actos especiales, nosotros nos encargamos de mantener su imagen en conferencias y museos”, respondió.

Un paneo por los alrededores del mausoleo despejan cualquier duda sobre la presencia de la imagen del cantor: carros que suenan repetidamente sus canciones, hombres vestidos con trajes y sombreros, mujeres que visten atuendos para bailar tango, turistas que llevan flores, una serenata e infinidad de cigarrillos. El mito conserva su fuerza.

“Si luego de 76 años seguimos hablando de Gardel, es porque algo vale”, afirmó Blotta. “Considero que en la vida se cosecha lo que uno siembra y Gardel ha cosechado algo muy importante: ser sincero, ser amigo y ser leal”, agregó.


Esas cosechas las recoge su espíritu con seguidores, porque llegaron personas de todas partes a rendirle culto. Chilenos, europeos, norteamericanos, venezolanos y hasta un abogado de inconfundible acento portugués, que dice ser “brasilero de nacimiento pero argentino de corazón”, estuvieron presentes en el cementerio.

El abogado es Milton Fernandes de Paula, vive en Buenos Aires y desde hace 59 años es “amigo del tango y de Gardel”. La primera canción interpretada por “El Zorzal Criollo” que escuchó fue un vals y la primera película fue “Cuesta abajo”.

Para Milton “el tango está en cada momento de la vida, en la tristeza y en la alegría. Es música terapéutica”. Al momento de decir eso, dio unos golpecitos en su pecho, justo donde tenía una chapa con la cara de Gardel prensada al saco. “Toda persona que tiene un avanzado sentido musical y gusta de la poesía, gusta también de Gardel, y al que le gusta Gardel le gusta el tango. Por eso, para mí, Gardel y el tango son la misma cosa”.

La temperatura siguió descendiendo en la ciudad, pero el frío no impidió que llegara más gente a visitar la tumba del artista. Una de esas personas que asistieron fue Amalia Subillaga, quien al igual que el abogado brasileño, considera que Carlos Gardel es una persona inmortal. “Sigue vigente porque canta hermoso”, declaró.

“Hubo grandes cantantes de tango, pero ninguno te hace sentir cada cosa como lo hace Gardel. Si en una canción te dice que te ama, te hace sentir que te ama”, dijo Amalia con agua en sus ojos.

Es precisamente amor lo que demuestran estos hombres y mujeres cada año cuando visitan el mausoleo del cantante en La Chacarita, un amor que está en cada verso y en cada nota que sale de las voces y las guitarras de los visitantes, un amor que flota cada 24 de junio y va más allá de los muros del cementerio ubicado en Buenos Aires. Ese amor por Gardel fue celebrado ayer en cada paso de baile a ritmo de tango.




Gustavo Contreras León - @GustavoECL

1 comentario:

Ora dijo...

Me acorde tanto de mi abuelo. Él, uruguayo, era fanático de Gardel. Bastante tango, cantado por Gardel, baile con mi abuelo de chiquita.
Besos!