martes, 29 de noviembre de 2011

Black Rebel Motorcycle Club en Niceto Bar


El rock puro y sucio tiene su génesis en un garaje, al menos esa es la concepción romántica del género –si es que hay espacio para el romanticismo dentro del rock puro y sucio- , y los pequeños bares se erigen como el escenario perfecto para gritar directo a la cara de los fanáticos. Lejos de las enormes tribunas de River y Racing, Black Rebel Motorcycle Club encontró en Niceto Club su CBGB porteño.

Sus 13 años como banda están dando frutos y con cada disco van llegando más seguidores, pero todavía no pertenecen al clan de “los mainstream” y eso se agradece, porque lo de tocar en lugares cerrados, para menos de 1200 personas, les queda del carajo. Así, sin pretensiones de estadio, se presentaron el martes 08 de noviembre en la tarima principal de Niceto, en la primera de dos noches llenas de guitarra, bajo y batería.

A las 10 en punto iniciaron el recorrido por lo más destacado de sus cinco álbumes, siendo Beat The Devil's Tattoo, sencillo de su último disco con el mismo nombre, la encargada de encender la mecha del explosivo show. En el primer bloque también sonaron Bad Blood, Berlin, Love Burns y Rifles. Canción tras canción el público fue alimentando a la banda con bocados de adrenalina procedente de la médula misma del blues-garaje-rock que rebotaba en las paredes.

Luego llegó el escupitajo a los ojos de Conscience Killer, seguido de 666 Conducer, Shuffle Your Feet y la popular Ain't No Easy Way. El revoleo de camisetas y los “oe oe oe oe rebel rebel” entre tema y tema fueron el regalo de los fans para los músicos. Y los tres respondieron, sin discursos repetidos y aduladores, con música.

Cada uno cumple su función sin opacar al otro. Peter Hayes rasga su guitarra con firmeza, sin inmutarse, perdido en su mundo de acordes y punteos; si apenas echa un ojo a la audiencia es para recordarse a sí mismo que no está en un ensayo. En el otro extremo de la tarima, Robert Levon Been, va del bajo a la guitarra y regresa cada tanto; se encarama en los parlantes y apunta con su instrumento. Detrás de ambos está la hermosa Leah Shapiro, encargada de empujar con el bombo el camión sonoro que se lleva todo por delante; se mantiene en un trance de compases del que apenas despierta cuando suelta sus vaquetas, detalle que nutre la intimidad entre los de San Francisco y sus espectadores.

Stop, Mama Taught Me Better, Awake, Red Eyes and Tears, Six Barrel Shotgun y Spread Your Love llegaron una tras otra; y la encargada de marcar el pequeño descanso fue Whatever Happened to My Rock 'n' Roll, que puso a Niceto Bar patas pa´ arriba.

Después del “break” sonaron You Run, Devil`s Waitin´, Half-State, In Like the Rose, Weight of the World, Shadow's Keeper y Open Invitation, que encontró a los dos vocalistas y fundadores de la banda arrodillados en el piso, pulsando las cuerdas y despidiendo la noche con un dejo de calma después de tantos decibelios.

Así terminó una jornada en la que Black Rebel Motorcycle Club demostró que no son necesarios los recintos enormes para tocar rocanrol y recordó que la esencia del género se encuentra en la química que se genera entre la banda, su público y el aroma a cerveza de los pequeños bares.


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